Hay días en los que todo lo ves de los colores del arco iris, con todas sus tonalidades, brillantes y explosivas. Esos días todo te parece bien, cualquier problema lo resuelves con un chasquido de dedos, sonríes a todo el que encuentras en tu camino con una sincera y feliz sonrisa, ves la vida mucho más fácil, cómoda y hasta bonita. Días en los que te faltan horas para vivirlos y saborearlos ¡Todo es perfecto!, te sonríe el alma...
Hay días en los que no quisieras haberte levantado de la cama, te quedarías en ella, escondido, protegido por esa ropa que te da el calor que se te escapa de las manos, por mucho que lo amarres. Esos días cualquier contratiempo te parece un problema inmenso, difícil de solucionar, sin solución diría yo. Todo está vestido de negro, con esa negrura que te paraliza el alma y no te deja respirar. Te ahoga, te aplasta, te devasta hasta hacerte desaparecer de tí mismo. Te sientes vacío.
Hay días en los que te paras a pensar y te dices "¿soy la misma persona en mis días coloridos que en mis días negros, o no?
Hay días que te preguntas cómo has sido capaz de caer al vacío si te encontrabas en la cúspide del mundo, desde la que veías al fondo un hermoso lienzo lleno de color y vida.
Hay días que te preguntas cómo has podido subir tan alto si no puedes con tu alma, que te está pidiendo a gritos un poquito de atención, pero tú no sabes ni siquiera dónde la dejaste ¿O te dejó ella a tí?...
Hay días en los que vives.
Hay días en los que vas muriendo poquito a poco.
Hay días en los que quisieras estar ni "tan bien" ni "tan mal", para poder ser tú mismo, en un oasis que te nutriera, dejando de lado la arena de los desiertos que te rodean.
Hay días en los que abrazarías a todo el mundo, nutriéndote de amor a cada paso que dieras.
Hay días en los que no soportas ni que te miren, porque no eres capaz de ver más allá de la cara amiga que te saluda, ya que la ves como una perfecta desconocida dispuesta a robarte el aliento.
Hay días,...
Hay días que están perdidos en el horizonte, esperando encontrarse contigo, con ese equilibrio compensatorio que te hacer estar en tu centro, ser tú y vivir.
Llegará un día en el que dejes de pensar y vivas.
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